viernes, 28 de octubre de 2011

LA GRAN CRISIS DE LA “LINGUA NAVARRORUN”

El paulatino progreso del castellano, acelerado durante el siglo XVIII con medidas represivas del vascuence, culmino con la crisis política del país. Para la lengua de los tabarros el paso de ser un  reino independiente y soberano a provincia española supuso acelerar un proceso de retroceso y pérdida.

            A principios del siglo XIX  toda la población de Iruñerria y valles próximos era euskaldun y en su mayor parte bilingüe. Lucas Navaz, abad de Cizur Mayor decia en 1804 que “los feligreses se hallan habituados al basquenz”. Txolin, nació en Berriosuso, casado en Artica y guerrillero contra los franceses, “era el vascongado mas cerrado que había existido en Nabarra”, según sus amigo Espoz y Mina. Mientras vivió, Joaquín de Lizarraga, vicario de Elcano (Egues), redacto en euskera los sermones para sus feligreses. Falleció en 1835.

            Los pamploneses vascohablantes no debían ser minoría desdeñable. El general conde de Reille ordeno publicar bandos en euskera, con esta datacion: Eguiña Iruñeko Palacioan, Burilla edo Septiembrearen 25 de 1811 día en que fueron fijados en lugares públicos en “esta ciudad”.

            Durante la primera guerra carlista, algunos militares de la tierra utilizaron en ocasiones públicamente la lengua materna. Es el caso de Marcelino Oraa, nacido en Beriain (Galar)  y jefe del ejercito cristiano del norte, Espoz y Mina, en su arenga a los Lekaroz antes de “aniquilarlos” y de incendiar el pueblo en 1834.

            Para el gobierno de Madrid debían ser entonces los fueros y lengua vasca de los navarros tan vitandos como sus carlistas sublevados. Tanto es así, que previo informe del arzobispo de Toledo, la reina gobernadora ordeno secuestrar las traducciones de Evangelio hechas al vascuence y al Gitano o Romani (1838)

            Poco antes de estallar la ultima carlistada, llego a Iruña Leandro Olivier para dirigir el archivo municipal. Afirmo que por entonces el vascuence “se hablaba constantemente en las calles del Carmen, ,Navarreria y Santo Domingo” y constato en todos los comercios la presencia de al menos una persona vascohablante. Rodriguez Ferrer confirma la noticia al decir que 1873 todavía “se oye el vascuence, pero muy mezclado y entre las clases sociales mas bajas, Pamplona, Monreal y Lumbier”.

            La optima salud antaño gozada por la “Lingua Navarrorun” en la capital, se ve ahora gravísimamente afectada. Comprobar su existencia es como asistir al estertor de un agonizante “todavía vivo”. Muere sin que las autoridades provinciales ni municipales victimas a su vez de la crisis general, valorarán ni hicieran nada para mantener viva la lengua milenaria.

            Las causas de tan rápida desaparecían, aunque complejas, radican en las profundas mutaciones políticas, sociales y culturales que afectaron  a la esencia y existencia del reino navarro. Guerras contra la convención y la invasión francesa; guerras de la independencia de las colonias americanas (1813-1824), realista (1820-1823) y carlistas. Nabarra  deja de ser un reino soberano e independiente. La nueva deberá renunciar a rasgos constitutivos de sus personalidad en aras del nuevo destino. Los pamploneses escolarizados prefieren hablar castellano. El vascuence sobrevive en el suburbio y en el servicio domestico. No todos los navarros aceptaran ver perdida la independencia del reino y muerta en sus cuna la lengua de los vascones, “la Lingua Navarrorun”


Historias de Pamplona y sus lenguas
Jose Maria Jimeno Jurio

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