Fue Salustio, en el siglo anterior a nuestra era, el primer romano que nos lego escrito el nombre de Vasconia, tierra plana y montañosa con los pies en la vega ferraz del Ebro y mojado rostro en el mar océano, entre el Adur y el Urumea. Vasconia de las lindes fluctuantes, con mugas por las crestas pirenaicas separantes de los aquitanos septentrionales, abarcando por oriente a los ilumberianos y carenses y a los habitantes de jaccetania. Por la frontera meridional al cascantino Municipium Veterum Latinorum y Gracurris, y Kurnonium al suroeste, en la zona de Viana y Los Arcos. Al poniente, los arakelitani barranqueses hasta el con fin maritino de Oiasso.
Allí donde los bosques del pirineo abren la sonrisa fértil de un terreno de aluvión antes de asomarse al sol ancho del trigo y del olivo, se alza un promontorio. Enfila su proa hacia el río, foso defensivo y canal fertilizador del agro. Lo corona un oppidum cordial. Los naturales vascongados lo conocerán con un nombre sustantivo: Irunia, Irunea, Iruña. Olcairun, derca de una monedilla de bronce conservada en el museo de Navarra, parece contener, en su segundo componente, “el testimonio antiguo mas claro para explicar el nombre de Pamplona”, en opinión del profesor Antino Tovar. Latinados y romanizados la llamaron antiguamente Pompaelo, Pampilona (en latin), Pampelune (en frances), Pampalona (en romance occitano), Pampalone (en gascon), Pomplona (en romance navarro). Pamplona actualmente.
Iruña no fue Iriona “Urbs bona” o “Villa buena”, ni Irinea “Ciudad mía”, ni Iruona “tres buenas”, como Garibay, Sandoval, Moret, y otros muchos defendieron. Mucho antes de que vinieran los extranjeros a fundar Burgos cabe sus murallas, a principios del siglo XI, reinando Sancho el Mayor, aparecen escritos Irunia y su gentilicio iruniensis en textos latinos. Posiblemente los indígenas la llamaban asi o parecido desde muchos siglos antes. El nombre de Iruñea, contiene algun elemento significante mas que el de la ciudad; estaría compuesto de hiri + on + e Iruñe(a), forma originaria de que procede el oficializado Iruña. Por ahí va la tesis de los especialistas en filologia vasca.
Iruña era considerada “la ciudad principal de los Vascones” en tiempo de Estrabon. Euskaldun osoen hiri buruzaiga, sugun Juan Etxeberri de Ziburu. “Cabeza del reino de Navarra” mientras este fue. La configuración geográfica del cerro, y los cambios trillados por los pies de culturas ancestrales, permiten sospechar que aquí se afincaron muy pronto unas gentes, los fundadores del poblado, los Iruñatar aurrekoak o protopamploneses, como prefiera llamarlos.
Bibliografia:
Los orígenes del Reino de Navarra. Joaquin Arbeloa
Antecedentes históricos de la Santa Iglesia Catedral y Palacio Episcopal de Pamplona.
Juan Arbizu
Crónicas de los Reyes de Navarra. Carlos, príncipe de Viana
Materiales para una historia de la lengua vasca en su relación con la latina.Julio Caro Baroja
Rectificaciones del cementerio hispano-visigodo de Pamplona. Jorge de Navascues y Palacios
Historia de los obispos de Pamplona I. Jose Goñi Gaztambide
Textos Navarros del Codice de Roda. Jose Maria Lacarra
Actas sinceras, nuevamente descubiertas, de los santos Saturnino, Honesto y Fermin. Jose Miguel Maceda
Historia de Pamplona y sus lenguas. Jose María Jimeno Jurio
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